Wednesday, August 17, 2005

EN MEDIO DE QUÉ DILUVIO


Luis Bretel
Hasta hace algunas décadas las escuelas, las universidades y todas las instituciones educativas formales tenían una llave de agua (información y conocimiento) que podían administrar casi a voluntad. Todos los alumnos debían mojarse y el maestro, con su habilidad, debía lograr que cada quién se vaya mojando y bebiendo poco a poco y nunca más de lo necesario. La idea era lograr que los alumnos se mantuvieran siempre con un nivel óptimo de humedad en la piel y que bebieran lo que pudieran sin atorarse ni ahogarse. De pronto sobrevino la gran inundación, que a manera de un nuevo diluvio, esta vez global, primero hizo estallar todas las llaves y las tuberías y finalmente nos arrastró a todos. Estamos inundados de información y ya no es posible administrarla como lo hacíamos antes. Ya no podemos pretender que niños y jóvenes acudan a estas instituciones a aprender a mojarse la piel y a beber del manantial del saber que administrábamos los docentes. Ahora debemos enseñarles a mantenerse a flote para poder respirar y no morir ahogados, a nadar para no dejarse arrastrar por la corriente y a sobrevivir en un medio acuático.

Cuando la inundación empezaba, muchos creyeron que sería pasajera y que pronto todo volvería a la normalidad. Pero, a diferencia del primer diluvio, esta vez las aguas no se secarán y tendremos que aprender a vivir en un medio acuático, adaptándonos a él para no morir y aprendiendo a aprovecharlo para seguir desarrollándonos como especie. Así de dramático es el cambio que la sociedad de la información ha operado en nuestra civilización.

En primer lugar, ya no parece haber más las diferencias que entre manantial y manantial (cultura y cultura) antes podíamos distinguir. Lo que tenemos a nuestro alrededor es una gran masa de agua, prácticamente la misma, con sólo pequeñas y tenues diferencias, perceptibles apenas cuando buceamos y nos acercamos a los ojos de agua que siguen brotando en el fondo de este gran océano de información.

En segundo lugar, en tanto que nadie puede ya administrar las llaves de agua-información-conocimiento, porque ya no existen o porque ya es absurdo abrirlas y cerrarlas cuando todas están debajo del agua, las tareas del docente y de las instituciones educativas no pueden de ninguna manera seguir siendo las mismas: enseñar a beber y a mojarse. Ahora tienen que enseñar a flotar, nadar y sobrevivir en un medio hiperinformado.

En tercer lugar, así como es posible que algunos sobrevivan arrastrados por las corrientes y al vaivén de las mareas, este gran diluvio global también deja abierta la posibilidad de aprender a nadar, flotar, sobrevivir y dominar este nuevo medio.

En conclusión, la tarea de las instituciones educativas ya no podrá ser más la de ofrecer información y conocimiento. Ahora, más bien, es urgente que enseñen a manejarse en un mar de información, para evitar perecer ahogado en él o ser arrastrado inevitablemente por sus corrientes.

Su tarea es primero, enseñar a mantenerse a flote; es decir a liberarse de la presión que los medios y sus mensajes ejercen sobre las personas y su individualidad, ganando en autoestima y autovaloración.

Luego deben enseñar a nadar en la dirección que se desee, para evitar ser arrastrado por la corriente y sólo poder ir hacia donde ella nos quiera llevar; es decir, enseñar a pensar, a decidir, a criticar, a cuestionar y a enfrentar desde un punto de vista propio y auténtico.

Finalmente, enseñar a desarrollarse en este nuevo medio, a clarificar y construir los propios valores y la propia cultura, a comunicarse empleando los nuevos códigos y medios a nuestra disposición, a ejercer real y democráticamente esta nueva ciudadanía global.

Pero, así como las escuelas deben cambiar su misión, los docentes tenemos la obligación de adelantarnos y hacer posible ese cambio. Nos toca enseñar a flotar en un mar de información, sin que nadie antes nos haya enseñado a flotar en él. Doble aprendizaje el que nos espera: aprender a liberarnos de la presión de los medios de comunicación y sus mensajes y aprender a enseñar a otros a hacer lo mismo. Tendremos exactamente el mismo doble reto respecto a cada uno de los otros aprendizajes fundamentales.

Ha llegado el momento en que la televisión por cable, la computadora, el proyector multimedia, la Internet, los videojuegos, el “chat”, los foros de discusión, los mensajes de texto, etc. Se incorporen a las aulas y reemplacen paulatinamente las pizarras y las tizas, los cuadernos y lapiceros, las láminas y los juegos de salón, los libros impresos y las exposiciones orales.

No son pocos los maestros, las escuelas (http://www.jesuitasperu.org/sil3ro/) y las universidades del mundo entero que han iniciado esta tarea. El “Grup F9” (http://www.xtec.es/~abernat/castellano/ presentacio.htm) que reúne a maestros-investigadores catalanes está realizando interesantísimas experiencias para utilizar en el aula los vídeo-juegos, sí los mismos juegos de computadora, playstation y nintendo que los chicos gozan en casa, para aprender a partir de ellos los contenidos que los chicos necesitan aprender, para desarrollar en ellos las competencias y habilidades que el mundo contemporáneo requiere y para cultivar las actitudes que les permitan enfrentarse a los juegos con mayor criticidad y conciencia ética.

Por otra parte, el Ministerio de Educación y Cultura de España ha desarrollado un inmenso centro de de recursos (http://www.cnice.mecd.es/) para que los maestros y los niños no tengan que depender más de los obsoletos libros de texto y puedan aproximarse a la información de maneras divertidas, estimulantes e interactivas.

Internet es una fuente inagotable de información y si tememos perdernos o ahogarnos en ella, o que nuestros alumnos desaparezcan entre sus olas, debemos aprender y enseñarles a usarla. Hay quienes ya han desarrollado estrategias y métodos parta aprender a usar Internet, sólo tenemos que recurrir a las herramientas ya creadas y convertirnos en Internnautas eficientes (http://www.buc.unican.es/par/%20buscar/comobuscar.htm; http://ciberconta.unizar.es/LECCION/BUSCAR/INICIO.HTML; http://bib.us.es/guias_old/internet_b.htm)

Se ha desarrollado, por otra parte un enorme movimiento abierto, libre y creativo de maestros a lo largo del mundo que no sólo han desarrollado actividades de aprendizaje haciendo un uso intensivo de Internet (Webquest), sino que ponen las mismas a disposición de quien quiera libremente usarlas (http://webquest.sdsu.edu/; http://www.proarabatic.org/webquest/Proarabatic_ejemplosWebQuest/ejemplos_primaria.htm; http://www.eduteka.org/webquest.php3; http://www.sgci.mec.es/br/cv/ webquest/ejemplos.htm).

Frente a todo ello sólo nos queda decir: ¡Manos a la obra!, no permitamos que nuestros niños sigan ahogándose, aunque para enseñarles a nadar es indispensable que los maestros aprendamos primero.

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